La española más laureada en Juegos -27 medallas paralímpicas- ha tenido que reinventarse en el último ciclo al aumentar su discapacidad. Acude a París con el objetivo de alcanzar a Phelps (28) Tokio 2020. Teresa Perales
La española más laureada en Juegos -27 medallas paralímpicas- ha tenido que reinventarse en el último ciclo al aumentar su discapacidad. Acude a París con el objetivo de alcanzar a Phelps (28)
Tokio 2020. Teresa Perales obra el milagro: ¡gana lesionada su 27 medalla paralímpica!
- París 2024. Teresa Perales: «Voy a por la medalla en París»
Teresa Perales llega a su cita con MARCA en la piscina del Centro de Alto Rendimiento de Madrid con una amplia sonrisa. Acaba de regresar de París, de un acto en el Instituto Cervantes, y ha aprovechado el viaje para comprar regalos de París 2024 a sus compañeros de entrenamiento y a Darío Carreras, su entrenador. Les ha traído un llavero con una cinta que lleva el logo. «Es una tontería, un detallito», dice restándole importancia. Pero la cara de alegría de ellos refleja que significa mucho más. Perales, que ya tiene mucho merchandising en casa de viajes anteriores, confiesa que se ha comprado una taza de desayuno grande. «Ya tenía una de tamaño normal de París 2024 desde hace tiempo pero es que yo soy de desayunar un café enorme para empezar bien el día», confiesa entre risas.
Así que Perales lleva ya meses empezando el día con los Juegos Paralímpicos de París no sólo en mente, también en el desayuno. Y en su móvil, donde la cuenta atrás diaria sigue. Lleva años poniendo el contador en cada cita paralímpica. Ésta será la séptima de su carrera. «Sé que parece mentira que se pueda mantener la misma motivación después de seis Juegos, pero en cada uno siempre encuentro una distinta», confiesa. Y cuenta un detalle muy personal que, además, da un nuevo significado al objetivo de subir al podio.
No descarto la medalla, sueño con ella todos los díasTeresa Perales, 27 medallas paralímpicas en natación
«No descarto la medalla, ni muchísimo menos. Sueño con ella todos los días, con una, con dos… Y tengo una parte emocional que me une muchísimo a la medalla de París. Todas tienen algo muy especial que no han tenido otras, pero ésta tiene un trocito de la Torre Eiffel. Este año se cumplen 20 años de que mi marido me pidiese matrimonio en la Torre Eiffel, en el restaurante que hay en la segunda planta. Se ha alineado todo y yo quiero la medalla», dice sonriendo. Mariano, su esposo, hizo los honores el 8 de enero de 2004 allí. «Es la primera vez que me da igual el color de la medalla, pero la quiero», añade con una convicción que no deja lugar a dudas.
Nada sólo con el brazo derecho
Las circunstancias, con respecto a ciclos anteriores, han cambiado. Perales, debido a un agravamiento en su discapacidad desde el regreso de Tokio 2020, ahora nada sólo con el brazo derecho. En el izquierdo lleva una férula negra con los nombres de los seis Juegos en los que ha participado (de Sidney 2000 a Tokio 2020) a los que ha añadido ya París 2024. Todos ellos pintados de dorado, como el color de 7 de sus 27 medallas paralímpicas. Diez son de plata y otras diez de oro.
«En este último año, desde que perdí la movilidad del brazo izquierdo, tengo una pelea interior en mi cabeza de que no se trata de hacer muchos metros. No hay que obsesionarse con estar dos horas en el agua. Siempre he sido de no saltarme ni medio metro porque ¿y si de eso depende la medalla? Pero este año los entrenamientos han sido por sensaciones de lo que mi cuerpo me pide y de lo que me permite. Me ha costado mucho ver que los demás siguen su entrenamiento y que yo me tiro al agua a ver cuánto aguanto«, confiesa.
A veces aguanta una hora, otras un poquito menos. «Es muy duro porque yo quiero entrenar más, en el agua y en el gimnasio», dice. También ha cambiado la nutrición, cuidando más la ingesta de proteínas para tener bien las reservas de aminoácidos.
Desde que nado sólo con el brazo derecho ha sido, sobre todo, una gran lucha mentalTeresa Perales, 27 medallas paralímpicas en Juegos
«Pero sobre todo ha sido la lucha mental y la visualización, que me ha costado mucho cambiarla. En mi cerebro he seguido nadando con los dos brazos hasta hace apenas unos meses. No quería renunciar a ello», reconoce.
De la vergüenza al orgullo
Cuenta orgullosa que ya ha aprendido a ir recta, a nadar con un brazo y a tener un poco más controlado su cuerpo. De hecho, no lo dice a lo largo de la conversación, pero ha batido algún récord del mundo en su nueva categoría. Y se sincera al reconocer que una de las cosas que más le ha costado es que la vean nadar sólo con un brazo. «Me siento muy orgullosa del trabajo que he hecho, de no haberme rendido, de haber superado la vergüenza de que me vieran nadar sólo con un brazo. Renuncié a ir a alguna competición, aunque fueran inclusivas, porque no quería que me vieran nadar así«, confiesa.
He superado la vergüenza de que me vieran nadar sólo con un brazo, al principio renuncié a alguna competición por elloTeresa Perales, 27 medallas paralímpicas
Todo cambió en una concentración en el CAR de Sierra Nevada. Allí, el primer día «flipaban un poco» con ella, pero luego la gente le decía: «¡Qué narices tienes!». «Nadar solamente con un brazo es muy difícil, pero aquí estoy y yo lo voy a seguir intentando. Me veo con ganas y con fuerza. Vuelvo a estar otra vez en la contrarreloj, como antes de Tokio. Pero parece que me va la presión», dice entre risas.
Quiere repetir la épica
Y vuelve a hablar de la posibilidad de subir al podio en París. «En mi cabeza siempre pienso que hay opciones y mi historia me ha demostrado que cuando tu cabeza tira para adelante, tú puedes«, deja caer. Porque a Perales se le salió el hombro izquierdo tres meses antes de los Juegos de Tokio y acabó ganando una plata paralímpica milagrosa -la medalla número 27 de su carrera- en la prueba de 50 espalda S5. «Me supo a récord del mundo, es la medalla más épica de mi vida hasta ahora, que será la que venga en París», dice sonriendo.
Allí nadará tres pruebas: 50 y 100 espalda S2 (su nueva categoría) y 100 metros libre. «A estos Juegos ya voy con una medalla puesta después de todo lo que he vivido y de todo lo que ha pasado. No todo el mundo puede decir con 48 años que va a los séptimos Juegos pensando que puede ganar una medalla y con el objetivo de igualar o superar a Phelps (28). Se ha convertido en una motivación y en una obsesión», reconoce.
No cierra la puerta a Los Angeles 2028
¿Y los de París serán sus últimos Juegos? «Nunca pienso en retirarme en unos Juegos por higiene mental, porque no los vives de la misma manera sino de una forma más triste y yo quiero disfrutarlos. El año que viene el Mundial de natación es en Singapur, una ciudad que me apasiona y seguiré hasta entonces. Que gane o no una medalla en París no cambiará mis planes. Y parece que Palma de Mallorca se plantea hacer un Europeo y está aquí al lado… Igual lo intento y ya solo quedarán dos años para los Juegos de Los Ángeles 2028, así que no cerremos puertas. Depende de cómo me aguante el cuerpo», dice.
«Veo a Teresa contenta y cuando está feliz, si está con confianza, puede lograr lo que se proponga», añade convencido Darío Carreras, su entrenador. Se conocen desde hace años y sabe muy bien de lo que la nadadora maña es capaz. «Es muy ambiciosa y a mí me riñe porque me dice que tengo que ser tanto o más que ella. Ha conseguido contagiar esa ambición al grupo (Beatriz Lérida, Carlos Martínez y Miguel Ángel Navarro). Los cuatro trabajan para lograr una medalla aunque en muchos casos su objetivo debería ser otro», dice el entrenador de Perales.
Carreras ha sido testigo de lo duro y difícil que ha sido el último año para ella. En febrero la cambiaron de categoría y pasó a competir con nadadoras que mueven los brazos y las piernas. Ella, que sólo mueve el derecho ahora y no tiene movilidad en las piernas desde los 19 años, pasó a ser una S3, lo que la dejaba sin opciones de subir al podio en los Juegos Paralímpicos de París. En abril, volvieron a pasarla a la S2.
Es imposible frenar a TeresaDarío Carreras, entrenador de Perales
«Pasaba mal un par de días y luego era la de siempre. Tiene ganas de rematar todo el trabajo. Es imposible frenar a Teresa«, reconoce Carreras. Hablan todas las noches y «ella siempre quiere más, más y más», confiesa. «Cualquier equipo la querría para que todos vayan como un cohete. Sirve a los demás de inspiración y motivación. Ahora todos los que entrenan con ella quieren más. Es un regalo para cualquier entrenador», admite.
Con la cinta de la Virgen del Pilar a París
Perales se reconoce maniática a la hora de hacer la mochila de competición. Confiesa que la revisa varias veces la noche anterior y otras tantas a la mañana siguiente. En ella no faltan un mínimo tres bañadores «por si se rompe alguno» y siempre estrena alguno de ellos en competición. También lleva dos gorros, dos gafas, dos pinzas y dos toallas. Y lo que nunca falta es la cinta de la Virgen del Pilar, como buena mañica. «Va conmigo siempre en la silla, la mochila y la maleta. Igual este año me la meto incluso debajo del bañador», dice entre risas.