La publicación de información responsable y adecuada es fundamental y puede ayudar a prevenir el suicidio. El suicidio tiene que ser una política de estado. Cuando se van tantas vidas, estamos fracasando como sociedad. Igual
La publicación de información responsable y adecuada es fundamental y puede ayudar a prevenir el suicidio.
El suicidio tiene que ser una política de estado. Cuando se van tantas vidas, estamos fracasando como sociedad. Igual que es una política de estado la violencia machista o la discapacidad, el suicidio tiene que ser política de Estado. Cuando se comprometen derechos humanos tan importante como el de la propia existencia, el Estado debe poner todos los mecanismos a su alcance, y todavía no tenemos ninguno. Solo tenemos el trabajo del movimiento asociativo, hecho con mucho esfuerzo, pero pocos recursos. Lo que hace falta es inversión, porque invertir en la vida de los seres humanos: es la mejor inversión de cualquier Estado*.
En el mundo, una persona se suicida cada cuarenta segundos. En Europa, el suicidio es uno de los mayores problemas de salud pública. En España, causa la muerte de diez personas al día. Y este dato confirma, para el INE, que el suicidio es “la principal causa externa de mortalidad en nuestro país” donde, en 2017, murieron 3.569 personas, triplicando el número de víctimas de accidentes de tráfico en el mismo período.
Y, sin embargo, como se pregunta la mismísima Ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo: «¿Cuántas horas de información, cuántas noticias de periódicos escritos se dedican al suicidio -desde la prevención, desde la concienciación- en comparación a los accidentes de tráfico, siendo como es el suicidio una causa de mortalidad y discapacidad tan importante y tan evitable?”
La ministra impele en la actualidad, casi como activista, a poner el foco en este “padecimiento que sufren muchas personas con consecuencias fatales que, casi siempre, está silenciado». En su opinión: «No podemos permitir que personas que se encuentran en una situación de primera necesidad no reciban una atención adecuada».
Absolutamente rotunda se confirmó la ministra, muy sensibilizada con el tema del suicidio según Nel González Zapico, presidente de Salud Mental España, en una jornada sobre ‘Prevención del suicidio: una realidad silenciada‘, organizada por la entidad como el primer acto que dedicarán este año a su prevención para, según marca el presidente de la Federación Mundial de la Salud Mental (WFMH), Alberto Trimboli: “Atraer la atención de los gobiernos de todas las naciones para que prioricen esta espinosa cuestión en las agendas de salud pública de todo el mundo”.
El reto es claro, según la OMS: “concienciar a nivel mundial que el suicidio puede prevenirse”, ya que como Trimboli refiere: “Hacer que las personas hablen sobre un tema tabú, del que muchos tienen ideas erróneas y prejuiciosas, ayudará a la comunidad a conocer los factores de riesgo para que puedan identificar y aprender a abordarlos”.
Y es que, con frecuencia, las personas que sufren enfermedades mentales carecen de acceso a servicios de salud mental, según el mandatario de la WFMH. Recordemos aquí que también la OMS advierte de que entre el 65 y el 95 por ciento de los casos de suicidio están relacionados con problemas de salud mental, y que en el caso de personas con esquizofrenia la mortalidad es nueve veces mayor, y en la depresión mayor este riesgo se multiplica por 21.
Además, tal y como recordó Carcedo, un suicidio individual, según la OMS, afecta al menos a seis personas. Si este ocurre en una institución educativa o en el trabajo, a cientos de individuos. De lo que se concluye que de las cerca de 3.500 personas que se suicidan al año en nuestro país, habría que tener en cuenta que unas 21.000 personas más, también al año, se ven afectadas por las consecuencias traumáticas de vivir un suicidio en el entorno, y muchas necesitarían ser atendidas adecuadamente.
Ante estas estadísticas, la ministra apostó por, en lugar de causar más alarma, hagan que “nos volquemos en la prevención. Porque sabemos por evidencias científicas que las conductas suicidas se pueden prevenir”. “La conducta suicida constituye un grave problema de salud pública que afecta a todos los países y a todas las edades”, esclareció, “y al que se enfrentan los sistemas sanitarios y sociales de todo el mundo». Y sí que se puede prevenir, lo dice la OMS: «Con intervenciones oportunas, basadas en la evidencia y, a menudo”, pese a lo que se imagina, “incluso a bajo costo».
Pero al silencio conspirado sobre el suicidio, se le suma el dolor y al abatimiento provocado por el estigma social que pesa sobre las personas con tendencias suicidas. Así al menos lo expuso la titular de Sanidad, Consumo y Bienestar Social para quien: «Es imprescindible desmontar uno a uno los mitos que rodean al suicidio: dejar claro siempre que se puede prevenir; que hablar de él no aumenta el riesgo de cometer suicidio ni las conductas suicidas, y que no solo se quitan la vida personas con trastornos mentales». Pero, sobre todo, incidió: “Debemos desmontar el mito de que la persona que se suicida quiere acabar su existencia cuando lo que quieren, en realidad, es acabar con su sufrimiento»
“Debemos desmontar el mito de que la persona que se suicida quiere acabar su existencia cuando lo que quieren, en realidad, es acabar con su sufrimiento»
Esto lo corroboró con valentía y en primera persona José Luis Herrera, incansable en su reiteración para acabar con toda duda al respecto: «Lo que te lleva a intentar suicidarte es el sufrimiento, el sufrimiento, el sufrimiento, el imparable sufrimiento. Lo que quieres cuando llegas a esos límites es dejar de sufrir, no morir». Así lo testificó el actual vicesecretario de AFES Salud Mental, quien ha encontrado, tras cuatro intentos de suicidio y rondándole la idea en la cabeza desde los doce años, que sus “espantosas experiencias pueden ayudar a otras personas a salir del agujero negro en el que están, o al menos intentarlo”.
De hecho, como él mismo narró a cermi.es semanal, ha puesto su persona, con nombre y apellidos, quedando “expuesto ante familia, amigos y amigas, ante la sociedad en general” para, desde el respeto, la responsabilidad, y con “humildad”, luchar por la inclusión plena de las personas con problemas de salud mental, hablar en primera persona y, sobre todo trabajar para sacar adelante un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, dotado de todos los recursos económicos y humanos que requiera.
«Lo que te lleva a intentar suicidarte es el sufrimiento, el sufrimiento, el sufrimiento, el imparable sufrimiento. Lo que quieres cuando llegas a esos límites es dejar de sufrir, no morir»
SSHHH! SILENCIO… SE HABLA DE SUICIDIO
Existe un silencio muy marcado sobre el tema del suicidio, especialmente en los medios de comunicación, casi una conspiración, y eso que desde hace una década es la primera causa de muerte no natural. Según el presidente de Salud Mental España, el pacto silencioso en prensa que evitaba hablar de suicidio y publicar los casos de suicidio: «Existió toda la vida, hasta que hizo la recomendación hace poco tiempo la OMS de que hablar adecuadamente del suicidio es bueno».
Para el mandatario de esta entidad este silencio obedece, fundamentalmente, a una causa moral. “Hasta hace poco, por nuestras convicciones cristianas, las personas que se suicidaban no podían ser enterradas en el cementerio religioso. El suicidio era algo proscrito”, sentenció, “y eso sigue marcando en nuestra forma de vida».
Con él estuvo de acuerdo Jesús Martín Blanco, delegado de Derechos Humanos y Discapacidad y para la Convención de Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad del CERMI, si bien su mayor preocupación es que estemos en 2019 y: «Ningún gobierno haya puesto encima de la mesa todavía un plan vigoroso y valiente para el abordaje eficaz del suicidio».
«En el suicidio está vinculado a la muerte, y la muerte en la cultura occidental es tabú”, recalcó Martín Blanco, “pero tenemos que trascender su componente cultural y religioso, y ser capaces de hacer un abordaje eficaz de esta problemática que se está llevando por delante a miles de personas al año en nuestro país, para prevenir y erradicar el dolor y el sufrimiento de tantos seres humanos”.
Eso es lo realmente importante desde un punto de vista de derechos, pero también desde el cívico, el de ciudadanos, para el representante del CERMI. De ahí que apremie a la construcción, bien dentro de la Estrategia de Salud Mental o de un procedimiento específico, de “un plan para prevenir y erradicar un tema preocupante para una sociedad del siglo XXI».
CUESTIÓN DE DERECHOS HUMANOS
A pesar de que un poderoso abanico de normas internacionales y nacionales que amparan a las personas con conductas suicidas, “no están siendo atendidas como deben”. Les protege la Declaración Universal de los Derechos Humanos que, en su artículo 3, habla del derecho a la vida. También la Constitución Española en su artículo 15. Y, si nos circunscribimos al ámbito de la discapacidad, la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad profundiza mucho más en su artículo 10, lo apunta Jesús Martín Blanco, dedicado al derecho a la vida, y que habla de proteger este derecho, así como de que los estados Parte tienen que poner todas las herramientas y mecanismos para hacerlo. “Los estados deben hacerlo para que tantas vidas no se vayan”, exigió el representante del CERMI, “debemos reivindicar con valentía, sin vergüenza, ese derecho a la vida bien entendido”.
Asimismo, aplaudió la labor de la sociedad civil organizada, en este caso de Salud Mental España, por estar haciendo “un ejercicio muy valioso diciendo a las Administraciones Públicas que basta ya, que hasta aquí hemos llegado, que a partir de ahora queremos políticas públicas que aborden el suicidio. No tengamos miedo de nombrar a cada cosa por su nombre. Vamos a hablar de suicidio para prevenirlo, para erradicarlo, hablar de la vida en positivo.
“Basta ya, hasta aquí hemos llegado, queremos políticas públicas que aborden el suicidio. No tengamos miedo de nombrar a cada cosa por su nombre. Hablemos de suicidio para prevenirlo, para erradicarlo, para hablar de la vida en positivo”
ALIANZA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Tanto si el impacto silencioso de los medios de comunicación para hablar del suicidio se debe a una buena intención -como pueda ser evitar el “efecto llamada”-, a la ignorancia, a prejuicios o a vestigios religiosos, a pesar de ser España un estado aconfesional, es hora de que se enderece el rumbo, enmienden y encarnen la función pública y social que se les atribuye porque, a día de hoy, sabemos por la OMS, que: “La publicación de información responsable y adecuada es fundamental y puede ayudar a prevenir el suicidio”.
Salud Mental España, para quien los medios de comunicación juegan un papel fundamental y definitorio a la hora de acabar con ese estigma de la enfermedad mental, y en particular del que pesa sobre el suicidio, ha elaborado una serie de propuestas para que los periodistas aprendan a evitar tratar la información sobre esta cuestión de forma sensacionalista como: mencionar siempre los recursos de ayuda disponibles para prevenirlo, del mismo modo que lo hacen con la violencia de género (líneas de teléfono o servicios de salud mental).
Entre otras, piden a los periodistas evitar: describir explícitamente el método de suicidio empleado, hacer una cobertura repetitiva, o generalizaciones como “epidemia de suicidio”, y aconsejan informaciones alternativas enfocadas en la prevención; que busquen fuentes fiables y objetivas.
También animan a los profesionales de los medios a cambiar el enfoque de las noticias, que suelen centrarse en los efectos nocivos, y a poner el foco en historias de superación y en la prevención hablando de factores de riesgo como la depresión, por ejemplo, pero como un problema de salud “tratable”.
“La publicación de información responsable y adecuada es fundamental y puede ayudar a prevenir el suicidio”
Por su parte, para Jesús Martín Blanco: “Los medios de comunicación, los periodistas tienen que ser aliados imprescindibles de la inclusión”, de ahí que desde el CERMI se esté haciendo un esfuerzo “ímprobo” para informarles y concienciarles, aunque, debido a la precariedad en el sector del periodismo, tienen que estar en “constante vigilia para que los temas de discapacidad se traten como tienen que ser tratados”.
LA ESTRATÉGICA LÍNEA 3
En alianza con las CCAA y el tejido asociativo, es en el ámbito de la nueva Estrategia Nacional de Salud Mental donde se va a trabajar, según la ministra de Sanidad, «la prevención, detección precoz, y abordaje de la conducta suicida». Se refiere a la tercera línea de las nueve que tendrá la estrategia, en la que será “importante consolidar el código de riesgo de suicidio por el que toda persona identificada con riesgo grave de suicidio y de tentativa”, explicó, “sea atendida en muy breve lapso de tiempo, y de manera controlada por profesionales cualificadas que conozcan bien las conductas y los protocolos a seguir”.
Toda esta línea de la estrategia, continuó Carcedo, “supondrá disminuir el impacto del trauma, reducir el estigma y facilitar la búsqueda de apoyo”. El reto “es importante” porque no solo abarca el sector sanitario, sino la coordinación necesaria con los servicios sociales y los dispositivos de coordinación social y sanitaria, así como la implicación de los dispositivos dedicados a la discapacidad.
El mandatario de Salud Mental España espera que la estrategia llegue “a buen puerto” antes de verano. Tiene mucha fe en que efectivamente salga adelante, comprobado el “gran interés” de la ministra. A pesar de ser consciente de la “inversión enorme en profesionales, en coordinación, en formación que supone ponerla en marcha”, recordó a este Gobierno, y a cualquiera que pueda ostentar el poder tras las próximas elecciones, que: “Estamos hablando del principal problema de salud pública de este país, y eso debería ser una prioridad política sea quien sea el gestor”.
Dentro de esta línea de prevención del suicidio, Salud Mental España está pidiendo con insistencia la creación de un número de teléfono de tres cifras para su fácil memorización, como el 016 que se tiene para las víctimas de violencia de género, por los millares de personas que recurriendo a él podrían ser atendidas. “Cuidar adecuadamente el sufrimiento psíquico que puede llevar a tener intenciones suicidas es una obligación del Sistema Nacional de Salud, una emergencia”, argumentó Nel González, “y una cuestión de derechos humanos”.
En su opinión, la implantación urgente de este servicio telefónico de atención al riesgo suicida debería de ser una de las medidas de “esta lucha que nos compete a todos” para “asegurar la atención, el seguimiento y el control profesional que esta situación necesita”.
La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar social, por su parte, se comprometió con Salud Mental España en su jornada para la prevención del suicidio a incorporar en la Estrategia la creación de este número de teléfono de tres cifras, que especifica: “Debe estar a disposición no solamente de las personas con conductas suicidas, sino, por supuesto, de familiares y de allegados de la persona en la que se haya detectado un riesgo de suicidio, así como de supervivientes y de personas del entorno de una persona ya fallecida”.
“La ministra de Sanidad se comprometió con Salud Mental España a incorporar en la Estrategia la creación de un número de teléfono de tres cifras para personas con riesgo de suicidio, familiares y allegados”
Jesús Martín Blanco recordó, por su parte, que ese teléfono tendrá que ser accesible para que personas sordas o con discapacidad intelectual, por ejemplo, puedan hacer uso de esta herramienta porque: “El suicidio, desgraciadamente, es muy transversal, y únicamente pedimos que el abordaje se realice desde los derechos humanos: poniendo en el centro a la persona, escuchándola para que tome sus decisiones y, en este caso, sea agarrarse a la vida con todos los recursos accesibles e inclusivos”.
TODO PASA POR LA EDUCACIÓN
Sostiene con firmeza el representante del CERMI en Derechos Humanos que todos nuestros sistemas educativos, todos, están basados en la competitividad y no en la cooperación, y que tenemos el reto como nación de no centrarnos tanto en ese éxito, en esa competitividad, sino en trabajar otros valores como la tolerancia, el respecto, el afecto, así como otras “construcciones que están íntimamente alineadas con la formación de un individuo en lugar del currículo”.
Hacerlo “tendrá implicaciones en la sociedad que queremos, esa que hable de respeto, de convivencia. Y convivencia significa vivir juntos en igualdad, en libertad” porque, para Martín Blanco, “no todos los niños son iguales. Hay que hacer más trajes a medida para que los niños y las niñas también sepan a apreciar, a poner en valor esas diferencias, y no señalarlas como algo nocivo, sino subrayarlas como algo positivo y que enriquece, y algo que también hay que querer”.
En Educación, aseguró el experto, “tenemos muchos gaps y tampoco ayuda que cada vez que llega un gobierno, del signo que sea, lo primero que cambie sean las leyes de educación. Tenemos que asegurarnos un pacto, una ley de educación sólida, libre de ideologías y que el objetivo final sea formar a seres humanos, y que se les forme también en derechos humanos para que tenga incidencia positiva en el país que queremos”.
Dice el representante del CERMI que “si a esos niños y niñas, desde un principio, se les enseña a querer, a amar, a respetar aquello que es diferente, seguramente, cuando gobiernen el futuro de este país, no replicarán las discriminaciones que estamos viviendo ahora las personas adultas con discapacidad”.
“Hay que hacer más trajes a medida para que los niños y las niñas también sepan a apreciar, a poner en valor esas diferencias, y no señalarlas como algo nocivo, sino subrayarlas como algo positivo y que enriquece, y algo que también hay que querer”
Por tanto, y como recapitulación, sirva la de la titular de la cartera de Sanidad, Consumo y Bienestar Social que tiene muy claro los “debemos” de todos respecto al tema del suicidio:
«Hay que romper el silencio y hablar del suicidio para que deje de ser un problema oculto»; “Hay que poner el mismo empeño en romper el estigma sobre la enfermedad mental que tarda ya demasiado tiempo en liberarse de esta amenaza y de este riesgo de exclusión”; “Hay que reforzar los servicios de salud mental”; “Hay que apostar por la salud mental comunitaria y evitar, en todo caso, cualquier tipo de estigma y discriminación en el abordaje de estas enfermedades en el conjunto del sistema nacional de salud”.
“Hay que poner la prioridad de la prevención del suicidio y la erradicación de su estigma a la altura de otras enfermedades de origen orgánico, más tangibles, y sobre las que no queda ya, en casi ningún atisbo de estigma, aunque los hubo en el pasado. Igual que fuimos capaces de hacerlo en otras enfermedades, tenemos que ser capaces de liberar el estigma que pesa sobre la enfermedad mental y también sobre el suicidio” porque “un problema de salud mental, y que toda la sociedad tome conciencia, es un problema del conjunto de la sociedad, no solo un problema que aún sufren en silencio muchas personas. Es un problema concreto de los poderes públicos, quienes tenemos la responsabilidad de proteger la salud de todos los ciudadanos y todas las ciudadanas de nuestro país”.
Ya lo dijo el presidente del movimiento asociativo nacional de la discapacidad psicosocial, estamos ante el mayor problema de salud pública de Europa y abordarlo, por supuesto siempre bajo la perspectiva de los derechos humanos, y reducir las alarmantes cifras, será un desafío, pero “es posible”.
Todas las personas podemos ser parte de la solución, y siendo las consecuencias tan escalofriantes, su prevención tiene que convertirse en una prioridad para los poderes públicos, y para todos. Si no nos volcamos en proteger el derecho a la vida, a la existencia del ser humano, ¿para qué proteger hipócrita y neciamente los demás derechos entonces, que nos sirven solo si estamos vivos?
* Palabras de Jesús Martín Blanco.