ichi Alonso (Madrid, 1970) es el alma máter de la incipiente selección española de balonmano en silla de ruedas. Sus labores para hacer crecer esta disciplina son varias: jugador, entrenador y también promotor. El técnico
ichi Alonso (Madrid, 1970) es el alma máter de la incipiente selección española de balonmano en silla de ruedas. Sus labores para hacer crecer esta disciplina son varias: jugador, entrenador y también promotor.
El técnico tiene entre ceja y ceja sumar equipos a esta modalidad. Su agenda se carga cada vez más de reuniones en Zaragoza, en Sevilla y otros puntos del país. En Galicia, tierra de sus padres que siente como suya, reconoce contactos con el reelecto presidente de la Federación Gallega de Balonmano, Bruno López. «Llevamos mucho tiempo intentando reunirnos. En marzo tengo más tiempo libre y me gustaría hablar con él», apunta Alonso. En el municipio portugués de Leira, el combinado español logró, en los Campeonatos de Europa y del Mundo, la cuarta posición continental y la quinta a nivel global. «Estoy orgulloso de mis jugadores», apuntó Alonso, que insistió en remarcar que los integrantes de esta selección llevan poco más de un año con entrenamientos y partidos, mucho menos que otras potencias. En su lucha por la quinta plaza, sufrieron de lo lindo para remontar su último partido ante Croacia, pero lograron vencer por la mínima y colarse entre las cinco mejores selecciones del planeta.
Entre sus objetivos, esperan poder igualar fuerzas con combinados como Portugal, su rival más temible. «Hemos empezado ganando los partidos contra ellos, pero el problema es la media de edad. La nuestra está en 52 años y la suya, en 30. Aunque sea deporte adaptado, se nota», apunta el de origen vigués, que en este torneo ha querido centrarse de forma exclusiva a sus labores como técnico. Su equipo se encuentra en plena programación de amistosos y esperan cerrar un nuevo duelo ante los lusos para el mes de mayo en Palencia. Entre los integrantes del equipo se encuentra el cántabro Óscar Perales, ex jugador con experiencia en la liga Asobal y nombrado uno de los participantes del torneo. Otro jugador, Miguel García Gomar, consiguió proclamarse máximo goleador.
Jugador en Chapela
Alonso nunca se separó del balonmano. Desde sus inicios, con etapas esporádicas en la cantera del Atlético de Madrid, a su retirada a los 28 años, pasó por varios equipos de Primera y Segunda Nacional, entre ellos el Chapela.
«Llevaba cinco lesiones en la rodilla derecha. Después de finalizar mi carrera, se me salió la izquierda. No tenía prácticamente cartílago y me pusieron una prótesis», recordó el entrenador, que se desempeñó en la pista en la posición de central.
Actualmente, su rutina como técnico transcurre entre Valladolid y el municipio madrileño de Parla. Entrena a dos equipos de balonmano en silla de ruedas.
Cada jugador tiene una puntuación determinada en función de su grado de discapacidad. Los jugadores con menor movilidad suman menos puntos. En total, cada equipo puede disponer de una puntuación exacta sobre el terreno de juego. Por ello, Alonso prepara entrenamientos grupales, pero también específicos. «A nivel táctico, cada jugador tiene una misión distinta, pero el apartado físico es prácticamente igual para todos», apunta el preparador de origen gallego. También hay algunas directrices básicas. Por ejemplo, los jugadores con menos movilidad deben recibir la pelota (más pequeña que la reglamentaria del balonmano masculino) con un pase con bote.
Existen también otras variaciones con respecto al convencional. Cada equipo cuenta con siete jugadores sobre el campo, uno menos que en la modalidad clásica. Además, al ser un deporte mixto, es obligatorio contar con un deportista de cada sexo siempre sobre la pista.
La selección cuenta con fisioterapeutas para los jugadores y mecánicos para las sillas. Un elemento indispensable para una modalidad que aspira a ser paralímpica en los Juegos de Los Ángeles 2028.
