· Su secretaria general, Natalia Mejías, apunta que la participación social de la población sorda infantil sigue siendo insuficiente · Subraya la importancia de la lengua de signos como garante de dicha participación Madrid, 21
· Su secretaria general, Natalia Mejías, apunta que la participación social de la población sorda infantil sigue siendo insuficiente
· Subraya la importancia de la lengua de signos como garante de dicha participación
Madrid, 21 de noviembre de 2024. En el marco de celebración del Día Mundial de la Infancia, la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) celebró el webinario ‘Participación infantil y adolescente, un derecho por ejercer’.
El encuentro, liderado por Natalia Mejías, secretaria general de la CNSE y referente de su Consejo en materia de familias e infancia, sirvió como una llamada a la acción para crear entornos seguros, accesibles y saludables donde los niños y niñas sordos puedan expresarse libremente y participar en igualdad de condiciones que el resto. “Reivindicamos la participación activa de los niños y niñas sordos en todos los espacios de su vida, destacando la lengua de signos como un derecho esencial para su desarrollo pleno y su inclusión social”, afirmó Mejías durante su intervención.
Desafíos para la infancia sorda
En su discurso, la secretaria general de la CNSE apuntó a los retos que enfrentan los niños y niñas sordos. Entre ellos, hizo referencia a la privación lingüística que calificó como una forma de violencia que puede tener consecuencias devastadoras para su desarrollo emocional, social y cognitivo: “El estrés provocado por la falta de acceso a la lengua de signos afecta su autoestima, rendimiento académico e incluso su salud física. Como sociedad, tenemos la obligación de protegerlos de estas violencias”.
Su participación, un derecho
El webinario también contó con la participación de Mabel Taravilla, responsable de Programas de Participación Infantil de la Plataforma de Infancia, quien compartió reflexiones sobre la importancia de fomentar el liderazgo de la infancia y la adolescencia en sus comunidades.
Taravilla recordó que la participación infantil y adolescente es un derecho fundamental que acompaña a los niños y niñas desde su nacimiento. “Participar
significa formar parte activa de la vida social, un sentido de pertenencia que coloca a la infancia al mismo nivel que el resto de la ciudadanía”.
En este sentido, manifestó que las niñas y los niños “son expertas/os por experiencia, ya que sus vivencias y perspectivas son esenciales para construir una sociedad más inclusiva”, e incidió en que “reconocer y valorar estas voces es un paso crucial para avanzar hacia entornos sociales más equitativos y participativos”.
Diálogo con la infancia sorda
Uno de los momentos más esperados del webinario fue la intervención de los menores Lucía y Pablo de Abipans (Asociación bilingüe de familias con hijas e hijos sordos), quienes compartieron en primera persona cómo se sienten en sus comunidades. El diálogo ofreció una mirada directa y conmovedora de sus experiencias y de las barreras que enfrentan en su día a día, y sirvió para enfatizar su deseo de “ser escuchadas/os de manera real y efectiva”.
Si bien, ambos advirtieron que construir entornos inclusivos requiere no solo empatía, sino también “de acciones concretas para atender las expectativas de la infancia sorda”. Entre ellas, la necesidad de que la ciudadanía oyente se forme en lengua de signos, la de contar con más espacios de ocio accesibles para personas sordas, o la de disponer de recursos como lengua de signos y subtitulado en cines, teatros y otros espacios culturales. Por último, hicieron hincapié en que la educación debe garantizar la presencia de especialistas en lengua de signos e intérpretes siempre que sea necesario, asegurando así una participación plena y sin restricciones para el alumnado sordo.
Espacio para la reflexión y el compromiso
El webinario concluyó con una invitación a reflexionar sobre cómo construir una sociedad que respete y valore las voces de la infancia y la adolescencia sorda, reconociendo su identidad y su cultura. “Las niñas, niños y adolescentes sordos tienen mucho que aportar”, enfatizó Natalia Mejías. “Es deber de todas y todos garantizar que crezcan libres de barreras y violencias, y con la lengua de signos como una de sus principales herramientas de participación”.