Chew Wei Lun ganó medalla de plata en categoría BC1 de boccia en Tokio 2020 y se convirtió en primer medallista Paralímpico de Malasia en este deporte. Aunque se retiró después de Juegos, mantiene esperanza
Chew Wei Lun ganó medalla de plata en categoría BC1 de boccia en Tokio 2020 y se convirtió en primer medallista Paralímpico de Malasia en este deporte. Aunque se retiró después de Juegos, mantiene esperanza de hacer más historia para su país.
Para Chew Wei Lun, la boccia era un deporte que practicaba por diversión y nunca pensó que algún día competiría en unos Juegos Paralímpicos. Tampoco se imaginaba que llegaría a hacer historia como el primer medallista Paralímpico de Malasia en este deporte al conseguir la medalla de plata en Tokio 2020.
En su debut Paralímpico en la capital japonesa, Chew compitió en la categoría individual BC1 con un objetivo: quería dar a conocer este deporte a más gente en Malasia.
«En Malasia no hay mucha gente que sepa lo que es la boccia. Incluso si se lo cuentas a otros malayos, te preguntan qué es la boccia porque nunca han oído hablar de ella», dijo Chew. «Solo fui allí (a Tokio 2020) para hacer mi trabajo. Fui el único que se clasificó para Tokio y mi misión era promocionar este deporte».
Jugando por el reconocimiento
Con el pelo teñido de un naranja chillón que hacía juego con el uniforme negro y naranja de Malasia, Chew no sufrió ni una sola derrota antes de pasar a la fase eliminatoria. Venció al portugués André Ramos por 9-5 en semifinales para medirse al británico David Smith por la medalla de oro.
La boccia, que es un juego de estrategia y precisión, es uno de los dos únicos deportes Paralímpicos que no tienen homólogo olímpico. Los atletas se dividen en cuatro clases según su grado de discapacidad.
Chew compitió en la categoría BC1, en la que participan atletas con graves limitaciones en sus movimientos, que afectan a piernas, brazos y tronco.
El atleta malayo afrontó la final contra Smith como cualquier otro partido. No estaba nervioso y siguió con su rutina de dormir una pequeña siesta en la sala de espera del Centro de Gimnasia Ariake antes del partido.
«Nunca esperé llegar tan lejos, así que cuando llegué a la final, me dije: ‘Bueno, debo jugar mejor o rendir mejor si puedo. Si consigo una medalla de oro, soy afortunado, pero incluso si pierdo, puedo conseguir una medalla y ayudar a promocionar más este deporte'», recordó Chew.
Aunque cometió algunos errores en la final y acabó perdiendo por 4-2, Chew afirmó que disfrutó jugando en el escenario más grande. Y para rematar la experiencia, consiguió una de las cinco medallas de Malasia en Tokio 2020.
Desarrollando el deporte
Chew conoció la boccia cuando tenía unos 10 años y asistía a una escuela para alumnos con discapacidad. Su profesor le preguntó si quería probar este deporte, y la boccia se convirtió en una forma de disfrutar de sus tardes.
Pronto se dio cuenta de la dificultad de esta disciplina. En la boccia, los atletas lanzan pelotas de cuero tan cerca como pueden de una pelota blanca, conocida como «jack». El jugador con más pelotas cerca del jack es el ganador.
«Yo jugaba por diversión, solo lanzaba la pelota», dijo Chew. «Al principio, la boccia no me parecía difícil, pero cuando empiezas a jugar durante mucho tiempo, te das cuenta de que sí lo es.
«Es difícil porque tienes que controlar tus movimientos, tu potencia y todo lo demás. Creo que cuando empecé a jugar en serio, me di cuenta de que no es fácil. El juego es fácil, pero cómo lo ejecutas es bastante difícil».
Chew dejó el deporte brevemente antes de volver a las competencias internacionales en 2019, y continuó practicando con su entrenador después del aplazamiento de un año de los Juegos Tokio 2020.
Cuanto más jugaba, más crecían sus esperanzas de hacer crecer este deporte en Malasia. Chew quería compartir el juego con más gente en su país, pero también deseaba que hubiera más atletas compitiendo internacionalmente.
«Quería que la gente conociera mejor la boccia, porque si tienen amigos o familiares con discapacidad como yo, pueden intentarlo. Quién sabe, puede que descubran un talento en la boccia», dijo.
«También es bastante difícil encontrar jugadores suplentes para representar a Malasia. Esa fue también una de las razones por las que quise promover la boccia», añadió Chew, señalando que se sintió motivado para promover más este deporte después de ver que otros países llevaban jugadores suplentes a los campeonatos.
Nuevos capítulos en la historia de Malasia
Más de un año después de ganar la primera medalla Paralímpica de la historia de Malasia, Chew espera ahora que otros atletas continúen lo que él empezó en el país. Después de Tokio 2020, se retiró del deporte y actualmente trabaja en soporte informático en una empresa de Kuala Lumpur.
«Aunque haya hecho historia, esperemos que haya otras personas que sean mejores que yo. No me importan los logros porque sé que no durarán mucho», dijo el medallista Paralímpico.
«Sé que habrá gente que me sustituya, pero no sé cuándo. Hice lo que pude para promover el deporte», añadió. «Espero que otras personas me reemplacen, obtengan mejores resultados y ayuden a promover el deporte».